Dejarse aconsejar por un buen profesional de la actividad física que orientará para compensar y equilibrar nuestro cuerpo y nuestra mente, es necesario para la salud.
EL trabajo en casa es una nueva modalidad de desarrollar la actividad profesional. Ha venido de la mano del COVID19 y parece que va a quedarse entre nosotros. Las empresas y administraciones han visto en el trabajo desde casa una herramienta útil para ahorrar en costes de todo tipo, así como una reducción absoluta en el riesgo de contagio entre los trabajadores y clientes.
La enseñanza se ha reinventado para intentar no dejar nadie atrás: alumnos confinanados, profesores contagiados han sido un importante hándicap para que los jóvenes no pierdan el ritmo de estudio. Incluso en medicina, la mayoría de las consultas de Atención Primaria o Especializada son vía telefónica. Además, las compañías aseguradoras se encuentran inmersas en una campaña publicitaria donde promocionan la videoconsulta con el médico.
A favor
- Se produce un ahorro energético en lo que a combustibles se refiere: no precisamos el coche para desplazarnos, no se producen atascos, menor potencial contaminante, lo que el medio ambiente agradece.
- Hay mayor flexibilidad horaria y uno puede gestionar su tiempo como desee, aún a riesgo de trabajar más horas de las que se contabilizan en la oficina.
En contra
- Una de las ventajas de que tiene el acudir a trabajar es la movilidad. Nos desplazamos, ya sea caminando, en transporte público o en coche. Eso supone una actividad donde se ejercitan grupos musculares y se queman calorías. Uno de los grandes riesgos de trabajar en casa, son las excursiones al frigorífico asociado a no quemar prácticamente calorías por no salir de casa. Recuerdo el otro día el caso de un paciente. Venía por dolor generalizado y me comentaba que también había engordado 5 kilos respecto al año pasado. “Cuando la tengo problemas con una videollamada y como no puedo comentarlo con el compañero de al lado, me agobio y como. Después de desayunar normal, he comido una palmera de chocolate y una bolsa gigante de pipas”. El sobrepeso y la obesidad son los caballos de batalla asociados al teletrabajo.
- Aislamiento social: no hablamos con nadie en persona, todo es a través de una pantalla de móvil o de ordenador. No se comparten los desayunos en la cafetería de abajo, ni los chascarrillos o cotilleos. Tampoco es fácil resolver dudas que en otro tiempo se solventarían en un pis pas. Esta pandemia ha provocado el recelo entre las personas, la duda sobre si estará mi compañera contagiada o no. Incluso desde las administraciones se promueve la distancia para evitar contagios, pero esto comienza a tener consecuencias psicológicas.
- Dolor cervical: Debido al importante número de horas que empleamos mirando hacia abajo a la pantalla, la musculatura cervical que se inserta en la zona occipital del cráneo, la nuca, debe estar continuamente traccionando para sujetar la cabeza y poder mantener la postura. Es típico si llevamos mucho tiempo mirando abajo, realizar el movimiento opuesto y girar al cuello a modo de alivio para relajar la musculatura. Cuando esa tracción se mantiene durante muchas horas, la elasticidad de la parte final del músculo que entra en contacto con el hueso, sufre; y lo hace de la misma manera que lo hace una tendinitis crónica, calcificando dicha inserción. Este cambio en la naturaleza del músculo provoca que dicho músculo en la zona final tenga nula elasticidad y se comporte como una cuerda en lugar de ser como una goma. Eso provoca de forma automática dolor de cabeza, sobre todo de dicha nuca, contractura de la musculatura cervical del lado afecto y la correspondiente pérdida de movilidad para las rotaciones y los giros. Es frecuente también que la persona tenga “sensación de arenilla” en el cuello cada vez que realiza algún movimiento que provoque el empleo de esos músculos. Lo más llamativo es la radiografía. En la proyección lateral es llamativo apreciar un gancho que nace en la nuca y se adentra en la musculatura que se ha calcificado. Es el llamado espolón occipital. Es similar que a lo que ocurre en los espolones de los pies donde podemos observar un gancho que se invade parte de la fascia plantar y que refleja el estado degenerativo de ese tendón. El gancho no es el responsable del dolor, es la pérdida de elasticidad del tendón lo que provoca el acortamiento y el dolor. Un error que se comete con frecuencia es usar la misma silla con la que almorzamos o cenamos, para trabajar. O que estemos conectados permanentemente con el portátil en nuestro regazo, sentados en el sofá. El puesto de trabajo de casa dista mucho del que tenemos en el trabajo, sobre todo al inicio de la pandemia. Ahora parece que se ha tomado verdadera conciencia y hemos invertido en sillas ergonómicas, mesas adecuadas y terminales bien posicionados.
- Dolor lumbar: es la otra parte de la columna que presenta dolor. Comparte músculos con las otras zonas, cervical y dorsal, y sufre debido a la atrofia muscular por reducir su uso en el día a día. Cuando permanecemos sentados o tumbados demasiadas horas al día, con el paso del tiempo, la grasa invade a los músculos, ganándole la partida a las fibras musculares y convirtiendo al músculo en una zona flácida y sin tono. Ello provoca una menor estabilidad para las vértebras y los discos. Es cuestión de tiempo que el dolor lumbar haga su aparición. Con unos músculos menos fuertes, los huesos también son más débiles, reduciendo su resistencia al tener menor cantidad de calcio.
- Fatiga mental: Tantas horas de pantallas, de reuniones hacen que el cerebro se canse y se tome un respiro. Se llama la “fatiga del zoom”. La vista se cansa, el cerebro también.
¿Es saludable el teletrabajo?
Pues como todo. Si contrarrestamos los efectos nocivos de estar en casa con conductas destinadas a compensarlos, todo irá bien. Hablamos de ejercicio físico. Trabajar la fuerza muscular, estimular esos músculos sometidos a las horas de sedentarismo, salir a caminar o correr, solos o en compañía de otros. Cambiar de postura cada hora, dar paseos por casa o la terraza. Dejarse aconsejar por un profesional de la actividad física que orientará para compensar y equilibrar el cuerpo y la mente, es la mejor herramienta para que el teletrabajo no resienta la salud mental y física.