- Es una de las anomalías y deformidades más frecuentes de la columna vertebral
- La cantidad de grados ayuda al médico a decidir sobre el tipo de tratamiento.
- Usain Bolt, Michael Phelps o Mireia Belmonte son personas que la han padecido.
Es una de las anomalías y deformidades más frecuentes de la columna vertebral. Consiste en una curvadura de la columna en el plano anteroposterior, pudiendo provocar incluso rotación de las vértebras.
La prevalencia de esta deformidad en la población ronda entre el 0.3 y el 15% de los niños en edad escolar. Sin embargo, 3 de cada 1000 niños, precisan tratamiento y control.
Las niñas están afectadas con mayor frecuencia que los niñosSe suele diagnosticar en verano cuando llevamos menos ropa, estamos en bañador y los padres nos fijamos más en la anatomía de nuestros hijos.
Causas
Su causa más frecuente es desconocida. No se sabe el mecanismo de producción ni el motivo principal por el que ocurre. Sin embargo, los estudios hablan de un factor hereditario.
Si un matrimonio padece escoliosis, la posibilidad de que sus hijos la padezcan y precise tratamiento, es 50 veces mayor que en aquellas parejas sin estos antecedentes. Cuando en una familia se observe este problema o haya algún miembro afecto de ella, es interesante examinar al resto de los hermanospara que dicho problema no pase desapercibido.
El crecimiento desempeña un papel muy importante en la evolución de la escoliosis. Hay una relación clara entre picos de crecimiento y que la curvadura de la escoliosis se agrave. Es frecuente que la deformidad progrese en un momento, de forma importante, para pasar a estabilizarse en otro punto del crecimiento.
Dicho punto de máximo agravamiento suele coincidir con los 10-12 años y puede durar hasta que el niño tiene 15 años. Es bien conocida la relación de escoliosis y el hecho de padecer algún trastorno neurológico como la parálisis cerebral.
Clasificación
1. Según la edad del paciente
– Escoliosis infantil: aparece antes de los 3 años de edad, pero se suele diagnosticar en el primer año de vida. Muchas de las curvas se resuelven de forma espontánea y probablemente se deba a una malposición uterina. Son más frecuentes en niños.
– Escoliosis juvenil: Aparece entre los 3 y los 10 años. Se da por igual en ambos sexos. La mayor parte de las deformidades se observan el región torácica, aquella situada entre las dos escápulas.
– Escoliosis del adolescente: Se suele detectar entre los 10 años hasta la maduración del adolescente, es decir, se diagnostica en la fase prepuberal (antes de la pirmera menstruación).
Cuanto más joven es el niño, más posibilidad hay de que la curva progrese. La mayoría son torácicas.
2. Según donde se localice la escoliosis
– Cervico-torácica: el pico de la curva se localiza entre la vértebra C7 y la primera vértebra dorsal. Esto puede provocar que el niño presenta una desviación de la cabeza.
– Torácica: el pico de la curva se localiza en la vértebra dorsal D2 y la D12. El hecho de que la columna se desvíe a la derecha, es el tipo más frecuente. Cuando además se produce una rotación de las vértebras, las costillas se pueden deformar y provocar una alteración estética. En casos extremos, puede llegar a provocar un deterioro de la función respiratoria.
– Toraco-Lumbar: el punto de mayor deformidad se localiza entre la vértebra T12 y la primera vértebra lumbar.
– Lumbar: El pico de la curva es entre L1 y L4. En el 65% de los casos, se desvía a la izquierda. No suele ocasionar una alteración estética pero sí son las que pueden provocar una mayor progresión en la vida adulta, ocasionando dolor secundario.
¿Cómo se diagnostica la escoliosis?
Hay que tener en cuenta los antecedentes familiares, altura de los padres, edad del niño, cómo se ha descubierto. En la exploración se suelen valorar los caracteres sexuales secundarios como signos de maduración ósea y ver cuánto le queda por crecer. Se debe valorar si hay gibosidad.
Si una de las escápulas sobresale más que la otra, si las costillas están rotadas, si hay una asimetría de pliegues en el tronco. Se aprecia una deformidad evidente cuando la curvadura de la columna es mayor de 20º.
Cuando se sospeche esta lesión, se debe realizar una telerradiografía de columna tanto de frente como lateral con el niño de pie. Así se mide la deformidad. Esto nos servirá como punto de partida para el seguimiento y futuras radiografías y poder compararlas.
Tratamiento
La cantidad de grados ayuda al médico a decidir sobre el tipo de tratamiento. Una curvatura de 10 a 15 grados no requiere ningún tratamiento, excepto chequeos regulares hasta que el niño complete la maduración.
Si la curvatura tiene entre 20 y 40 grados, se recomendará el uso de un corsé ortopédico. El corsé no enderezará la columna pero, si es eficaz, permitirá que la curvatura no aumente más de 5 o 10 grados, de modo de evitar la cirugía.
Un ángulo de 40 o 50 grados, o más, podría indicar la necesidad de practicar una intervención quirúrgica.
Diez puntos esenciales en la escoliosis
- La escoliosis se diagnostica por la inspección. Se valora la presencia de una deformidad o giba, ya sea a nivel dorsal o lumbar.
- Hay que diferenciar escoliosis, de actitud escoliótica. En esta última, la curva desaparece cuando el paciente se tumba.
- El mejor resultado es detener su evolución.
- No existe tratamiento alguno que puede revertir la deformidad de forma completa.
- No hay que esperar mucho del tratamiento rehabilitador. Es un complemento. Es importante que el niño sea capaz de realizar él mismo los ejercicios, pero tampoco hay que convertirlo en un esclavo para que acuda a diario.
- No hay que mantener actitudes rígidas con la actividad deportiva. Se puede provocar una discriminación en el niño, dificultando su integración escolar.
- Es importante explicar al niño la utilidad y necesidad de llevar el corsé. Hay que razonarlo y hacerle cómplice para que lo lleve. Hay corsés para todas las deformidades e incluso algunos que se pueden llevar en casa, mientras duermen.
- Antes que la escoliosis, el colegio. No se puede apartar al niño por tener que llevar un corsé, si es el caso.
- La natación ayuda, pero no influye en frenar la evolución de la escoliosis.
- Hay que tranquilizar a los padres. Un buen tratamiento supone: una familia receptiva y comprometida y un traumatólogo que controle la evolución y pueda pautar un corsé en el momento adecuado.