- Consiste en inyectar plasma rico en factores de crecimiento en los huesos afectos de artrosis para intentar aliviar los síntomas y la mala calidad de vida que provoca esta enfermedad.
Comenzamos a inyectar plasma en las rodillas de personas, pero no en la articulación, sino en los huesos: en el fémur y en la tibia, siguiendo la idea de uno de los pioneros de la Medicina Regenerativa: Míkel Sánchez. Le dio la importancia que tiene al hueso que descansa por debajo del cartílago articular, y que responde al nombre de hueso subcondral. Es como la tierra sobre la que está plantado el césped de un jardín, siendo el césped el cartílago y la tierra el hueso subcondral.
Si esa tierra está abonada y en buenas condiciones, el césped se mantendrá sano, verde y lustroso. Si introducimos las células que reparan los daños de nuestros tejidos, a saber, las plaquetas, dentro del hueso subcondral, el cartílago mejora y el dolor y la inflamación también. El tema es de qué manera podemos introducir el plasma lleno de plaquetas en el hueso.
Pues mediante una anestesia profunda porque «taladrar» el hueso como que debe doler. Y así se hacía.
Hasta que descubrimos una anestesia llamada WALANT, usada para cirugía de miembro superior, que llevaba anestesia potente (lidocaína) con un vasoconstrictor (adrenalina). Su función es quitar el dolor por el anestésico y evitar que sangre el orificio practicado. Una anestesia que se usaba para una cosa diferente la usamos para INOCA. ¿Y el taladro? Pues lo mismo.
Es una herramienta usada en Hematología y Oncología para la toma de biopsias de hueso. La hemos reconvertido en la herramienta que perfora nuestro hueso subcondral, sobre el que descansa el cartílago. Es como si una persona inventa la rueda, otra los frenos, una más los pedales y alguien el cuadro, todos por separado. Luego llega otra persona que junta todas las piezas y después de pensar mucho, fabrica una bicicleta. Eso ha sido INOCA.
Empezamos muy poco a poco, con pacientes escogidos, hasta que los resultados nos dieron la razón. En Medicina cuando un médico crea algo nuevo, ya sea una medicina, una técnica o un material, debe validarlo dando un soporte científico, es decir, lo expone delante de compañeros en congresos o artículos científicos y espera las reacciones y respuestas de los demás especialistas en la materia. Y eso hicimos.
INOCA fue presentada en sociedad en el Simposium de Medicina Regenerativa más importante y prestigioso del mundo, el TOBI en Miami. La acogida fue brutal. Tuvimos médicos de todo el mundo interesados en venir a Almería a ver cómo realizamos el tratamiento. Además, publicamos la técnica es una revista TOP con acceso a un video gratuito para cualquier traumatólogo pudiera conocer todos y cada uno de los detalles del proceso. Compartimos el conocimiento.
Lo siguiente fue analizar los resultados de los primeros 100 pacientes tratados y realizar un estudio estadístico serio y riguroso para validar dichos resultados. Y así fue. Tuvimos una mejora del dolor y de la función de las rodillas en el 88% de los pacientes tratados, y además, esas conclusiones no se debieron al azar ni a la casualidad. Publicamos esos resultados en otra revista TOP y volvimos a compartir el conocimiento de nuevo, para el que estuviera interesado.
Finalmente, tocaba el mostrar la técnica de forma presencial a todo el que estuviera interesado y organizamos el PRIMER CURSO INTERNACIONAL INOCA. La acogida fue brutal. Decenas de médicos se inscribieron en las primeras 24 horas y agotaron las plazas del único día que habíamos habilitado, el viernes, por lo que incluimos la mañana del sábado que también se llenó igual de rápido. Este fin de semana hemos podido compartir con doctores de España y Portugal toda nuestra experiencia sobre INOCA, con casos prácticos.
Catorce doctores de sitios tan dispares como Coruña, Oporto, Córdoba o Girona. Médicos deportivos, rehabilitadores y traumatólogos. La acogida ha sido brutal. Los compañeros se han marchado con la mochila llena de conocimientos, trucos, materiales y todo lo que la experiencia me ha enseñado, con aciertos y errores.
Ha sido muy satisfactorio para mí y mi equipo el poder haber abierto nuestras puertas a médicos de otros lugares y aprender de ellos, enseñarles y que nos enseñen, alumbrarles en este camino nuevo que emprenden sin las curvas que hemos tenido que sortear.
Este ha sido el primero de muchos cursos. Espero y confío que podamos celebrar más ediciones, poder traer compañeros a Almería, que la ciudad también se pueda beneficiar de todo.
También y como agradecido que soy quiero dar las gracias a mi equipo, desde mi enfermero Roberto Iglesias, piedra angular y mano derecha para INOCA. Mis dos secretarias, Maite Alcolea y Trini Pastor que se han encargado del trabajo más ingrato, el administrativo, resuelto con una solvencia impresionante.
Gracias a mi hermana Ana, directora del curso y cerebro pensante, por su excepcional labor y sin cuya aportación, la jornada no hubiera sido posible. Y finalmente, gracias a mi esposa Ana, por ser resiliente y tan paciente al aguantarme en todas mis versiones. Nos vemos en el Segundo Curso INOCA.