Hemos logrado que salga a caminar al amanecer para así coger fuerzas para poder afrontar mental y físicamente cada día.
Hay situaciones en las que una persona se encuentra en una situación de apuro, pero con ganas de salir de ella, y se encuentra con otras personas que lejos de tender la mano para ayudar, te pisan los dedos que se agarran al borde del precipicio para contemplar como caes al vacío. Personalmente he tenido en mi vida un par de casos así. Ya he hablado en algunas ocasiones de mi prima Marina.
Es unos años mayor que yo, más inteligente y hasta hace unos años muy admirada e idolatrada por mí. La cuestión es que cuando ella estudiaba los últimos años de Medicina y yo me disponía a comenzar, intentaba desanimarme con comentarios como: “Si a mí me está costando la vida la carrera, tú nos vas a poder.
Yo que tú estudiaría otra cosa” y a punto estuvo de conseguirlo, ya que rellené la solicitud para Veterinaria. Sin embargo, llegado el momento de elegir Medicina o Veterinaria, yo me autoconvencía: “Si mi sueño es ser médico. Voy a trabajar duro y que sea lo que Dios quiera”
Lo mismo comentó cuando le tocó enfrentarse al temido MIR. Ella obtuvo una calificación modesta y por supuesto desconfiaba de mis posibilidades para poder aprobar, con la misma cantinela: “si yo he conseguido esto, tú no pienses que vas a ser mejor”. Se repitió la historia y pude hacer la especialidad soñada en el mejor sitio de España. Dos a cero para mí.
El caso de Eva
Hace meses que conozco a Eva. Es una mujer muy inteligente, pero con mala suerte en lo laboral. Además, ha sufrido la pérdida de un familiar muy cercano y se encuentra en ese momento emocionalmente delicado en el que, o sales de él o te hundes para siempre y no remontas.
Hemos logrado que salga a caminar al amanecer para así coger fuerzas para poder afrontar mental y físicamente cada día. Sin embargo, esta semana ha habido un cambio, gracias a La Desértica. Se ha impregnado de ese espíritu de superación que se respira en la ciudad, en las redes, en todas partes.
Nunca ha hecho deporte y en este momento no se encuentra físicamente bien. No es constante y la ansiedad repercute en la alimentación, su metabolismo y en la báscula, pero está motivada. Quiere intentarlo por ese ser querido que desde el cielo la protege.
Llevará una camiseta con la foto para que en los momentos duros donde la mente y las piernas duden, sólo con saber que esa persona está espiritualmente junto a ella será suficiente para disipar cualquier atisbo de duda.
Quizás tenga que ver que la he “amenazado” con apuntarla a La Desértica el año que viene, a modo de objetivo por el que realizar un cambio, una metamorfosis en su vida. A veces necesitamos un pequeño empujón, un reto que nos saque de la zona de confort y nos genere una ilusión, un cambio.
Parece que ha surtido efecto y que Eva se ha ilusionado. Pero para ese objetivo se necesitan varias cosas y comenzamos por la más importante: una persona que la guíe estos meses en un entrenamiento de un año partiendo de una situación de caminar cinco kilómetros al día.
Conozco a alguien que la puede ayudar pero cuando se pone en contacto, viene la primera decepción… ¿Por qué no eliges algún objetivo más modesto? Tiene una bajada muy mala que con tu peso… Pues nada, que se lleva un chasco de campeonato y sobre todo algo que es la antítesis de la ilusión y las ganas, que es la sembrar la duda.
Sin embargo, le digo a Eva, lo podemos arreglar. Buscaremos otro entrenador que sí crea en ti, que piense que un año es suficiente tiempo en provocar una metamorfosis mental y física y poder tomar esa línea de salida con garantías.
La segunda cosa que se necesita son las zapatillas adecuadas. Y como es una prueba de andar/correr, Eva acude a una tienda especializada en correr. La persona encargada observa a Eva de arriba abajo cuando ella le comenta lo que busca, unas zapatillas para un reto. “Esta tienda no es para ti. Esta es una tienda para corredores. Busca en otro sitio, otras marcas para gente…gente como tú” -afirmó sin atisbo de empatía.
Eva me confesó que se sintió como Julia Roberts en Pretty Woman cuando va a comprar a las tiendas exclusivas de Beverly Hills y la menospreciaron por no tener el aspecto de una persona rica que encajaba con el estándar. Eva no encaja con el aspecto de corredora y por eso la han despreciado.
Tengo que decir que estas cosas me cabrean y mucho.
Llamo rápidamente a Manu de Universo Running, la mejor tienda especializada en correr de toda la ciudad. Él es como yo, nos encantan los retos, esas causas que otros consideran perdidas pero que nosotros vemos el vaso medio lleno.
Se pone manos a la obra y no sólo aconseja las mejores compañeras de kilómetros para Eva, sino que además, se ofrece a entrenar y a llevar a Eva hasta esa línea de salida.
Es un caso que me ha tocado la fibra pero que seguro que cada día, en cada ámbito de nuestra vida hay “primas Marinas” o “dependientas de tienda” que se encargan de minar la ilusión, de sembrar la duda. Si ellos no pudieron es que no se puede. Pues va a ser que no. Gente a la que pides ayuda y en cambio, se hacen pis en tu ilusión, en tus ganas y la confianza. Por favor, no me ayudes.
Lo que parece imposible sólo tarda un poco más. Es cuestión de trabajo duro, de constancia, de sacrificio, de humildad.
Te espero en esa línea de salida Eva. Hazlo por tu familia, por los que no están pero sobre todo, hazlo por ti.