–Según lo publicado por la Revista Nature Aging hay dos momentos en la vida de cada persona en los que se produce un “bajón físico”, y es a los 44 y 60 años de edad.
-Hay otro pico importante de envejecimiento alrededor de los 78 años.
A nadie le gusta envejecer. Todos intentamos diferentes tipos de “maniobras” para frenar el curso normal de los acontecimientos. Las personas recurren a distintas terapias para que su aspecto recuerde a épocas pasadas.
Cremas, suplementos, inyecciones, o quirófano…todo con tal de engañar al carné de identidad. Respecto a mi especialidad, es muy frecuente que algunos pacientes acudan con dolores en diferentes localizaciones o con crisis un día y otro también y su argumentario es: “ha sido cumplir los 50 y voy para abajo”.
Puede ser que tengan razón en eso según lo publicado por la Revista Nature Aging en su sección de envejecimiento. Según dicho trabajo, hay dos momentos en la vida de cada persona en los que se produce un “bajón físico”, y es a los 44 y 60 años de edad.
La investigación incluyó a 108 voluntarios que enviaron muestras de sangre, heces e hisopos de piel orales y nasales cada pocos meses durante varios años. En total, los investigadores evaluaron 135.000 moléculas diferentes que incluían proteínas y metabólicos y ARN además de microbios de bacterias, virus y hongos que viven en los intestinos y en la piel de los participantes del estudio
Esas cifras de moléculas y microbios no cambian gradualmente, sino que las transformaciones importantes se producen cuando las personas tienen entre 40 y 60 años. Revela que la primera ola de cambios en los seres humanos, a los 44 años, incluye moléculas relacionadas con las enfermedades cardiovasculares y la capacidad de metabolizar la cafeína, el alcohol y las grasas.
La segunda ola de cambios a los 60 incluye moléculas relacionadas con la regulación inmune, el modo en que metabolizamos los carbohidratos y la función renal.
Otro pico de envejecimiento a los 78 años
Las moléculas relacionadas con el envejecimiento de la piel y los músculos cambiaron en ambos momentos. Hay otro pico importante de envejecimiento alrededor de los 78 años pero el último estudio no pudo ratificar estos resultados porque el participante de mayor edad tenía 75.
El hecho de que se produzcan tantos cambios drásticos a principios de los 60 quizá no sorprenda, ya que se sabe que muchos riesgos de enfermedades y otros fenómenos relacionados con la edad aumentan en ese momento de la vida. El gran número de cambios a mediados de los 40 fue algo que llamó la atención.
Al principio, los científicos supusieron que la menopausia o la perimenopausia provocaban grandes cambios en las mujeres, lo que sesgaba todo el grupo, pero cuando dividieron el grupo de estudio por sexos, descubrieron que el cambio también se producía en los hombres de alrededor de 40 años.
Esto sugiere que, si bien la menopausia o la perimenopausia pueden contribuir a los cambios observados en mujeres de unos 40 años, es probable que haya otros factores más significativos que influyan en estos, tanto en hombres como en mujeres.
Menopausia es una palabra que tiene mala fama. Pero no es una enfermedad sino una etapa más de la vida y que va después de la edad fértil. Es un período que comienza entre los 45-50 años de la vida de la mujer cuando ha pasado un año desde la última menstruación.
El cese de la regla no es de un día para otro por eso la fase en la que hay desarreglos, pero hay meses donde aún hay menstruación se llama “premenopausia”; cuando ha pasado alrededor de un año sin ningún tipo de manchado estamos hablando de menopausia.
Se debe a la ausencia de producción de estrógenos y progesterona por parte de los ovarios debido a la edad, si es una menopausia natural o a otras causas como un tratamiento oncológico o debido a alguna otra medicación o si han precisado ser extirpados dichos ovarios.
Esa alteración hormonal va a provocar una serie de cambios en el organismo de la mujer, algunos sin mucha importancia, pero otros realmente serios. Entre los síntomas menos importantes pero no por ello menos desagradables están los sofocos, la sudoración, palpitaciones o las cefaleas.
En el apartado emocional, la depresión, irritabilidad o la ansiedad están a la orden del día. Otras alteraciones se producen en el aparato genital con atrofia vaginal y sequedad que pueden provocar relaciones sexuales dolorosas.
Pero el cambio más importante se produce a nivel cardiovascular y en el esqueleto, en la fase denominada posmenopausia, años después de que la menopausia de haya instaurado. La incidencia de enfermedades como infarto y angina de pecho, que en la mujer es menor que en el hombre, se iguala después de la menopausia.
Ello es debido a que la falta de estrógeno, junto con el proceso de envejecimiento, produce un aumento de colesterol (fundamentalmente un incremento en el colesterol LDL y un descenso en el colesterol HDL).
Tampoco debemos olvidar que con los años, hay una tendencia a la diabetes, a la obesidad y a la hipertensión arterial, factores todos ellos nefastos para el corazón. El hecho de que se produzca este “bajón” en los hombres puede que tenga que ver con el descenso en la producción de testosterona, pero se está investigando.
Estudio de la Universidad de Colorado
Otro trabajo más relacionado con huesos y articulaciones asociados al envejecimiento también es interesante. En dicho estudio reciente realizado en la Universidad de Colorado y publicado en el Journal of Neuroscience aclara algunos conceptos.
Se compararon dos grupos de personas, el primer grupo comprendía a jóvenes entre 18 y 35 años. El segundo a gente de mayor edad, entre 65 y 85 años. A los dos grupos, y mediante un brazo robótico manejado mediante un mando similar al ratón de un ordenador, debían realizar algunas tareas específicas.
El grupo joven consiguió realizar las tareas de manera más eficiente que el grupo de los mayores. La respuesta a la pregunta de por qué ocurre eso, se postula mediante varias hipótesis:
-Parece ser que conforme cumplimos años, nuestros músculos poseen menos energía, y para realizar los mismos movimientos o tareas que hace unos años, ahora con la edad debemos usar más grupos musculares, reclutamos un mayor número de músculos y eso supone un incremento en la energía. Algo que hacíamos con un músculo aislado al ser jóvenes, ahora necesitamos cuatro o cinco.
-El cerebro enlentece los movimientos de músculos y articulaciones para ahorrar energía. Somos menos eficientes. Debemos usar más grupos musculares para la misma tarea.
-Los tendones y las articulaciones están más deterioradas, con superficies más irregulares, un cartílago dañado, meniscos rotos por lo que hacer mover una rodilla con este desgaste, es más costoso.
Un neumático nuevo consume menos gasolina que uno gastado al tener menor fricción. Nuestro organismo funciona igual. Es por ello por lo que debemos estar atentos a esos momentos en los que el cuerpo nos avisa, consultando a especialistas que puedan ayudarnos a remediar el inevitable paso del tiempo y que éste no nos cause un perjuicioimportante en la calidad de vida.
En el caso de la fuerza muscular, trabajarla varias veces a la semana es clave, lo que hará que nuestro declive articular/muscular sea mucho más lento.