- Caminar nos va a ayudar a mejorar en muchos aspectos, el cardiovascular, el mental, el muscular, el articular y el neurológico.
- El ejercicio al aire libre hará que los valores de nuestra vitamina D sean los adecuados.
Hoy casi todo el mundo conoce los pasos que camina cada día. Ya sea con los relojes inteligentes, ya sea con los teléfonos, el caso es que muchas personas salen a la calle a caminar, buscando «hacer objetivo». Ese objetivo no es otro que cumplir con los deberes del día que son caminar diez mil pasos o más.
Parece que cuando no has logrado esa marca, uno se siente mal, disgustado o frustrado consigo mismo. Conozco personas que caminan pasillo arriba y abajo o sacan la basura dando una vuelta al edificio, a la espera que la máquina te gratifique con un sonido estridente acompañado de un dibujo de fuegos artificiales donde las palabras «objetivo cumplido» se hacen notar mucho.
Pues bien, según se ha sabido recientemente por un estudio publicado, es suficiente con caminar cuatro mil pasos al día en lugar de diez mil, para tener una buena salud cardiovascular y reducir el riesgo de sufrir una angina de pecho o un infarto agudo de miocardio.
También dice el estudio, que esos cuatro mil pasos equivalen a un aprobado «raspado». Cada mil pasos se reduce el riesgo cardiovascular un 10%. Así que si queremos sacar buena nota deberemos caminar todo lo posible, cuanto más mejor. Caminar nos va a ayudar a mejorar en muchos aspectos, el cardiovascular, el mental, el muscular, el articular y el neurológico.
Además, al caminar se incrementa el aporte de oxígeno dentro de la articulación y se reducen aquellas moléculas que son las encargadas de provocar inflamación y dolor. Una cosa es importante, la musculatura es fundamental. No debemos descuidar la realización de ejercicios de cara a mejorar la fuerza del músculo, a saber: suelo pélvico, zona abdominal, glúteos y muslos.
Si esos músculos se encuentran con un tono adecuado (no hace falta ser Hércules) la carga que soportan las articulaciones como la cadera o la rodilla, es distinta a aquellas piernas con masas musculares pobres o débiles.
¿Qué podemos hacer frente al riesgo de sufrir un problema de corazón?
Hay factores de riesgo que podemos mejorar, independientemente de la edad, sexo o de cualquier otra situación: el sobrepeso y el sedentarismo. Esos dos factores junto al sexo masculino y otras enfermedades crónicas, son las que se asocian a un mayor número de complicaciones.
Las enfermedades que ya tenemos, podemos evitar que se desajusten como es el caso de la tensión, el azúcar o el colesterol. Pero sí que podemos mejorar lo otro. Podemos hacer ejercicio.
Además, la actividad física debe ser practicada entre tres o cuatro veces por semana, al menos. Pero esto debe ir acompañado de una alimentación correcta y equilibrada.
Una dieta saludable nos ayudará a rendir más y mejor, a que el peso se vaya perdiendo más rápidamente, nuestro tránsito intestinal será más fluido y los parámetros metabólicos como el azúcar en sangre, colesterol o parámetros hepáticos y renales se acerquen a los valores normales.
Es vital reducir las grasas no saturadas, los azúcares refinados, la leche entera entre los adultos, debiendo ser sustituida por leche de soja, de avena o coco, o desnatada si preferimos la de vaca.
Debemos aumentar nuestra ingesta de verduras de todo tipo por su gran poder antioxidante, frutas y zumos naturales, aumentar el consumo de fibra como la que podemos obtener con la avena, el lino o el centeno en cada desayuno, lo que además de la fibra, estos carbohidratos de acción lenta nos van a permitir mantener constantes y altos los niveles de glucosa en sangre y no seremos dados al famoso «picoteo».
Es imprescindible acostumbrarnos a comer cinco veces al día; eso hará que nos precisemos grandes ingestas de comida en las comidas principales del día. Comer menos y mejor cantidad es el mejor complemento para la actividad física regular y continuada.
El ejercicio al aire libre hará que los valores de nuestra vitamina D sean los adecuados, porque como ya comentamos con anterioridad, los pacientes que asocian complicaciones son aquellos con valores de vitamina D por debajo de lo normal.
¿Por qué es importante el ejercicio físico regular?
Vivimos en una sociedad estresada y estresante, con un ritmo acelerado de trabajo o peor aún con la preocupación de su posible pérdida. Padres y madres suelen trabajar a diario y llegan tarde a sus hogares.
No queda tiempo para el autocuidado; el sedentarismo, la mala alimentación, el estrés y algún factor de riego cardíaco como el colesterol, la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo comienzan lentamente a pasar factura.
Este es el motivo de que los eventos cardiovasculares (como el infarto de miocardio) aparezcan cada vez a edades más tempranas.
Nuestras vidas son cada vez más complejas y, junto a esta excesiva presión laboral nos topamos con otra relativa a la moda, por la cultura del físico, la preocupación por la salud y la pasión por hacer deporte.
Es el momento de cuidarnos, de mirar por nosotros, de salir a caminar, de evitar el sedentarismo. Muchos de nuestros mayores no salen de casa por miedo, pero hay que animarles a controlar la alimentación, exponerse al sol y no dejarse llevar por el sedentarismo.
Todo ello les alejará del hospital cuando llegue el momento, si es que llega.
Además, los adultos jóvenes tendrán un mejor de calidad de vida, en todos los sentidos (menos bajas laborales, más rendimiento laboral, menor consumo de medicación analgésica, de ansiolíticos o antidepresivos).
En los mayores, el hacer ejercicio les aleja de la demencia, del aislamiento social, de las caídas, de las fracturas de cadera, de no necesitar a nadie para poder vestirse o ducharse de forma prematura.
Ahora, el objetivo está más cerca, sólo son cuatro mil pasos al día