Existe una interesante relación entre las lesiones de los futbolistas y una mala higiene dental.
En un estudio realizado en la Premier League, el 47% de los jugadores tenían caries.
Todos los deportistas se cuidan, tanto los profesionales como los amateurs. Buscamos comer sano, las prendas adecuadas para nuestro deporte favorito, las zapatillas con un mejor control de la pisada, o la bici de carbono que pese menos.
Buscamos mejorar. El profesional persigue su contrato millonario siendo cuidadoso en la alimentación, el descanso y la recuperación. Eso le asegura una larga carrera deportiva y poder rentabilizar todas las horas de ausencia y entrenamiento.
Ha llamado la atención un requisito obligatorio que el nuevo entrenador del FC Barcelona ha solicitado. Dentro de la revisión médica obligatoria a los jugadores, ha implantado una revisión dental a fondo.
De todos es sabido la relación que hay entre las lesiones y una mala higiene dental. Cuando un deportista no rinde, se rompe muscularmente con frecuencia, o no está a la altura de lo que entrena, los médicos empezamos a investigar.
Una vez se controla el problema, a rendir. En otras situaciones hay otros desajustes que es necesario regular, ya sea a nivel mecánico como un tema de pisada o balance muscular, o de trabajar preventivamente zonas que por genética son más susceptibles de dañarse.
Cuando todo eso es revisado y no hay deficiencias, es cuando pensamos en la dentadura. Se revisa la dentadura y casi siempre se encuentran deficiencias: problemas de encías, de caries, de higiene bucal desordenada.
Aún se recuerda el caso de Robert Prosinecki en el Real Madrid de los 90. Un crack venido de la antigua Yugoslavia, pero que no pudo rendir lo deseado acorde a lo que se pagó por él. Las lesiones musculares le lastraron toda su carrera. Su salud dental era muy deficiente, aunque además con otro problema añadido, era un fumador empedernido. Algo que se intentó corregir sin mucho éxito.
Choca pensar que los deportistas en general, gente preocupada por su físico, rendimiento, capacidad para generar un esfuerzo, sean tan poco cuidadosos con su higiene bucal.
Recientemente me ha llamado la atención un artículo publicado en la BBC donde se hace eco de un estudio realizado a 187 jugadores de fútbol profesional de la Premier League. Resulta que la incidencia de caries en ellos es del 47% mientras que la posibilidad de tener una caries en la población general es del 30%.
Además, los problemas con los dientes provocaron una baja deportiva en el 7% de ellos, bien sea por dolor, o problemas directos derivados de ello. Ya se adelantaron en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Allí, los médicos vieron a deportistas de todo el mundo, la élite, con unos cuerpos y organismos superdotados, pero con una higiene bucal francamente lamentable.
¿Cómo es posible?
Siempre se ha pensado que el activo más importante de un profesional es su salud, y ésta comienza por el pelo, sigue por los dientes y hacia abajo.
¿Entonces?
Hay varias hipótesis que lo justifican. En una ellas, se comenta que algunos deportistas son realmente dejados en lo que a salud dental se refiere.
En la mayoría de los clubes serios, la revisión dental forma parte del reconocimiento médico estándar, tan importante como las pruebas de esfuerzo o un control analítico. En otros clubes menos profesionalizados, la revisión dental corre a cargo del jugador. Eso pasa incluso en la Primera División española.
Otros estudios hablan de causas en las que el deportista no tiene tanto que ver. Como todos sabemos, para hidratarnos y alimentarnos durante el ejercicio, consumimos bebidas ricas en hidratos de carbono y azúcares y, además, tomamos geles o barritas energéticas que son realmente explosivas en cuanto a número de calorías.
Llevan chocolate, frutos secos, miel… con el objetivo de reponer todo lo gastado. Pero, ello tiene un precio. Toda esa cantidad de azúcar dentro de la boca, cada vez que practicamos ejercicio o entrenamos, hace que nuestros dientes estén sometidos a unos niveles peligrosos de azúcares de forma repetida.
La conclusión, caries.
Si encima el deportista no es muy cuidadoso que digamos, tenemos una bomba de relojería. También debemos pensar que una parte importante de la dieta de un deportista es la pasta y derivados, el arroz, los cereales. Eso también colabora a generar un ambiente óptimo para tener un problema dental
Otra hipótesis es más curiosa aún. Todos, cuando corremos o hacemos un esfuerzo prolongado, abrimos la boca para captar más oxígeno, respirar más y poder nutrir a los músculos que están haciendo el trabajo. Pues bien, esa manera de respirar con la boca abierta hace que nuestra boca se seque y la cantidad de saliva sea menor.
Con menos saliva en la boca, nuestros dientes tienen una menor protección. De todos es sabido el papel protector y bactericida que tiene la saliva. Si ésta no está o su calidad es menor, los gérmenes se apoderan de la boca. Si encima tomamos geles, barritas o bebidas ricas en azúcares, las caries están aseguradas.
Por último, tenemos aquellos deportes en los que el contacto físico es primordial y los dientes son los primeros en sufrir las consecuencias.
Rugby, baloncesto, hockey o incluso fútbol, son los más predispuestos a sufrir un traumatismo que pueda provocar una pérdida dental o que alguna de las piezas dentales se muevan, pierdan la vascularización y se necrosen, precisando la colocación de un implante.
Desde hace unos años es habitual ver a muchos atletas como se quitan o se ponen el protector bucal al lanzar tiros libres, o en una melé de rugby. Esa conducta ha reducido de forma significativa la necesidad de cirugía dental debido a la rotura o despegamiento de una pieza dentaria.
Cada vez somos más conscientes de lo importante que es tener los dientes sanos. La digestión empieza en la boca. Si masticamos correctamente, la comida se digiere mejor, se engorda menos y todo es más saludable.
El nivel de desarrollo de una población se mide por el porcentaje de esta con caries, así como por las visitas que se hacen al dentista. Eso es un signo de país desarrollado.