Una de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres padecerán depresión en algún momento de su vida.

¡Qué mala es esta enfermedad! Ojalá me doliera algo y así pudiera demostraros lo enferma que estoy, y eso que no tengo ningún motivo para tenerla… Esas son palabras que las puede decir cualquier persona que padece depresión; en este caso son palabras dichas por mi propia madre, una mujer que siempre ha tenido altibajos a lo largo de su vida por culpa de la depresión, y que ha sido sobrellevada con medicación tanto para la depresión en sí como para los trastornos colaterales como es el insomnio.

Y es que la depresión es más frecuente de lo que creemos. Una de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres padecerán depresión en algún momento de su vida. El sufrirla es un poco tabú en nuestra sociedad del postureo. Sin embargo, cada vez es más frecuente, sobre todo entre los más jóvenes. Las redes sociales, una sociedad vacía y poca comunicación familiar pueden ser los desencadenantes, sobre todo si la persona está predispuesta genéticamente.

Las causas de la depresión son variadas: las relacionadas con sucesos o acontecimientos adversos o dolorosos como un problema de salud, laboral o familiar, o simplemente que te toca. Algunos expertos afirman que igual que se lesiona una rodilla, el cerebro también puede enfermar, sin tener motivos externos. Una falta de sustancias esenciales para el cerebro como la serotonina, puede desembocar en una depresión.

Los síntomas de una persona deprimida en ocasiones se pueden confundir con ansiedad, pero básicamente son cansancio, apatía para hacer las cosas cotidianas llegando en casos extremos a no asearse con regularidad o descuidar el aspecto personal, dificultad para conciliar el sueño.

El tratamiento suele estar encaminado a terapias farmacológicas con medicaciones que intenten suplir esa carencia de sustancias esenciales en el cerebro como es la serotonina, junto a fármacos para poder dormir. La terapia psicológica también es una herramienta que puede ayudar a salir del bache emocional.

Sin embargo, hay ya muchos estudios que sostienen que si se hiciera ejercicio de forma regular (cinco horas por semana sería suficiente), habría menos posibilidad de padecer depresión. Y si se tiene depresión, el ejercicio cuando la situación mental lo propiciara, ayuda a mejorar la sintomatología. No hablo de ejercicio intenso, hablo simplemente de salir a caminar por ejemplo

¿Es igual en toda Europa?

Recientemente ha salido a la luz un estudio que revela, por edad, lo países con mayor porcentaje de depresión entre su población. La muestra divide dos grupos:

-Personas entre 15 y 24 años.

-Mayores de 70 años.

Si sumamos ambos grupos se puede decir que Francia es el país de Europa con mayores cifras de deprimidos en tratamiento, algo más del 15 % de la población. Pero los datos son curiosos y conviene analizarlos con detalle. Entre los jóvenes, los países europeos donde la depresión ataca con más fuerza se encuentran Dinamarca, Suecia y Finlandia. En este grupo de edad, la depresión en los jóvenes de los países del sur de Europa es mucho menor que en los que hemos citado anteriormente.

¿Las razones?

Suelen ser varios los factores: las redes sociales y todo lo que ello conlleva de acoso, frustración y sobre todo comparación. Cuando yo era pequeño, codiciabas la bici del vecino de al lado, o las zapatillas de un compañero de clase. Lo que se ve en el entorno más inmediato.

Sin embargo, en estos tiempos y debido a las pantallas, se pueden codiciar los relojes de un tío en Londres, el estilo de vida con coches y fiestas incluidas de jóvenes de Dubai o el éxito de algunas personas sólo por el mero hecho de compartirlo en redes. La mayoría de todo eso es falso y genera una necesidad de igualarse, de quererlo ya, con un nivel de frustración muy alto. Las mujeres tienen mayores cifras de depresión que los hombres, también asociadas a un peor descanso, dormir menos y el comentado ciberacoso. También hay niveles altos de depresión si el estado de salud es pobre, hay ingresos bajos y el nivel de estudios de también es bajo.

¿Qué ocurre en el segundo grupo de edad?

Pues, al contrario. La gente de más de 70 años sufre mayores niveles de depresión en países del sur y oeste de Europa como Portugal y Francia, justo lo opuesto a los jóvenes. Al parecer, las mujeres son más propensas que los hombres en este grupo de edad. Como factores que más influyen se encuentran el aislamiento social sobre todo tras la pérdida del cónyuge y el mal estado de salud percibido.

Una de las razones para reducir el riesgo de tener depresión a partir de la jubilación y en la tercera etapa de la vida es tener una afición, un hobby. En España solo el 51% de las personas de más de 70 años lo tienen; sin embargo, el 95% de los suecos y el 98% de los noruegos tienen aficiones que les mantienen activos y ocupados: jardinería, senderismo, voluntariado.

Este hecho se ha asociado a una mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida percibida por los propios pacientes. No hay que olvidar que de todos los grupos de edad, en Europa, el que más crece con el paso de los años es el grupo de edad de mayores de 65 años. Tener una afición da un sentido de utilidad a la vida, sentirse activos y poder hacer frente a cualquier situación que nos planteen los años, según comentan los propios encuestados.