Se trata del acúmulo de líquido sinovial en la parte posterior de la rodilla, formando una bolsa que puede ser de menor o mayor tamaño.
La palabra quiste es una de las más repetidas en Medicina, y además da miedo. Es frecuente que cuando un paciente acude a la consulta con la resonancia correspondiente, sobre todo de rodilla, la palabra que más le preocupe sea “Quiste de Baker”, al asociarlo con un “bulto”, que lo es, y con un proceso maligno o potencialmente maligno. Nada más lejos de la realidad.
El famoso quiste de Baker no es más que el acúmulo de líquido sinovial en la parte posterior de la rodilla, formando una bolsa que puede ser de menor o mayor tamaño. Ese líquido se ha producido en exceso dentro de la rodilla; cuando sobrepasa una cantidad, dicho líquido se fuga de la parte de delante de la rodilla y va hacia atrás, acumulándose en el hueco poplíteo que es la zona posterior de la rodilla.
Líquido sinovial
Es el líquido que poseen todas las articulaciones, en mayor o menor medida. Es producido por unas de las células que forman la sinovial articular. Dicha sinovial es la capa que recubre el interior de la articulación; pues una de estas células llamadas sinoviocitos tipo B son las encargadas de producir dicho líquido.
Entre sus potenciales ventajas encontramos:
• Disminuye la fricción entre los huesos de la articulación, estabilizándola. Cuando se produce artrosis o desgaste en la articulación, uno de los signos que el paciente nota son los crujidos al mover por ejemplo, las rodillas. “Suenan como si tuviera una bolsa de piedras” refieren algunas personas.
• Barrera biomecánica por su viscosidad. No deja pasar moléculas o toxinas que puedan dañar las articulaciones.
• Efecto antiinflamatorio.
• Efecto analgésico.
• Modula el comportamiento celular intraarticular. Alimenta a las células del cartílago manteniéndolas sanas y fuertes.
El líquido sinovial tiene varios componentes, los más abundantes son las proteínas y el ácido hialurónico. Dicho ácido es quizás la molécula más importante para mantener las articulaciones jóvenes y sanas, sobre todo gracias a que es una molécula que provee la viscosidad de a articulación.
La reducción de las propiedades viscosas del líquido sinovial es un factor clave en las articulaciones afectadas por la artrosis. Los estudios han mostrado que, en las articulaciones afectadas por esta patología, la viscosidad del líquido sinovial natural se reduce significativamente respecto de la articulación sana. Esta disminución de la viscosidad del líquido sinovial en la artrosis se debe a una disminución del peso molecular y de la concentración de ácido hiulaurónico, el único de los componentes del líquido sinovial que proporciona elasticoviscosidad.
La función biológica de la molécula de ácido hialurónico en el líquido sinovial es proteger, lubricar y proporcionar estabilidad mecánica a las estructuras de las articulaciones. La pérdida de elasticoviscosidad impide al líquido sinovial realizar estas funciones.
Quiste de Baker
La palabra quiste refleja una bolsa en cuyo interior se aloja líquido. Uno de los más conocidos es el quiste de Baker, que se encuentra en la parte posterior de la rodilla. Es frecuente que el paciente note una sensación de tirantez e incluso un “bulto” que puede ser más o menos duro. Dicha bolsa puede generar tensión en la rodilla si es de gran tamaño, pudiendo hacer que no pueda estirar la rodilla o que le sea difícil estirarla.
Es fácil reconocerlo mediante una ecografía. En ella se reconoce una cavidad bien delimitada, oscura y sin ningún componente de malignidad o agresividad. Es lo primero que debemos decir al paciente para su tranquilidad. No es un gran problema más allá de la molestia.
Su tratamiento es sencillo y tiene una doble vertiente:
-Se puede puncionar y drenar dicho quiste de forma ecoguiada. Se puede reabsorber de forma completa y no es un procedimiento doloroso y sí sencillo y fiable.
-Debemos evitar que vuelva a salir líquido sinovial en exceso. Si no se genera ese líquido, no se acumula y no se fuga por lo que el quiste de Baker desaparece. Eso se consigue valorando las causas de formación del líquido sinovial. La más frecuente suele ser la presencia de artrosis en la articulación. Otra frecuente suele ser una rotura meniscal. En resumen, una causa que rompa el equilibrio que hay en la articulación, la desestabiliza y provoca que se irrite, dando lugar a una explosión de líquido sinovial.
Una de las normas es que nunca se debe operar un quiste sinovial porque siempre vuelve a salir si no resolvemos la causa que ha provocado la salida del líquido sinovial. Es posible que si es demasiado grande, se rompa y el líquido se distribuya por la pantorrilla y se inflame de forma importante, pudiendo confundirse con una trombosis.
¿Cómo se puede evitar que se produzca demasiado líquido sinovial?
Llevando un mantenimiento adecuado de la rodilla mediante la inyección de ácido hialurónico o de plasma rico en factores de crecimiento.
Las características idóneas del ácido hialurónico que se puede inyectar en la articulación, como lubricante y amortiguador dependen de las propiedades de la propia molécula y de la forma en la que se distribuye en toda la articulación. Estas características son:
-Que no induzca respuesta inmune, es decir, que no provoque una reacción del organismo
-Propiedades similares a las del ácido hialurónico del líquido sinovial de un individuo joven.
-Larga vida media para una protección más prolongada que permita reducir el número de inyecciones. Una inyección al año o cada 6 meses.
Como el ácido hialurónico es el componente responsable de las propiedades viscosas del líquido sinovial, se realizaron estudios para determinar la efectividad de las inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico para restaurar los niveles de dicho ácido de las articulaciones (viscosuplementación). Los resultados de estos estudios muestran que la elasticoviscosidad normal del líquido sinovial se restablece después de las inyecciones locales de ácido y que el dolor artrítico asociado al movimiento de la articulación se reduce o desaparece.
Los efectos del ácido que se inyecta perduraron durante un período más largo que el previsto, lo que sugiere que se puede conseguir un restablecimiento temporal de las propiedades de las articulaciones como si fueran jóvenes y sanas. El ácido hialurónico es un mucopolisacárido que se sintetiza y se utiliza como lubricante en las articulaciones. Se encuentra en cantidades importantes en todo el organismo, especialmente en la juventud, pero estas cantidades se reducen significativamente durante el proceso de envejecimiento.
El plasma rico en factores de crecimiento también ayuda a mantener las propiedades de la rodilla, evitando que se produzca más líquido a la vez que se reducen los crujidos.