¡Qué duro es entrenar en verano! Es la frase que continuamente repito en mi cabeza cada vez que completo un entrenamiento. Es lo malo cuando hay una maratón en octubre o noviembre como es el caso de Chicago o Nueva York; no queda más remedio que entrenar en verano. Hay que sortear las horas demás calor, darse importantes madrugones para evitarlas horas en las que la temperatura no es compatible con nada que no sea estar en la playa o la piscina y con ello, no tener ningún tipo de percance relacionado con el calor y la exposición al sol.
Hay tres elementos contra los que hay que estar prevenido en verano al realizar cualquier actividad física, sea cual sea: el sol, el calor y la humedad.