La columna es una región anatómica que se lesiona con relativa frecuencia ya sea en nuestra vida laboral o personal.

Al parecer tanto andar como los ejercicios tienen un efecto beneficioso en la musculatura del llamado CORE.

La columna es una región anatómica que se lesiona con relativa frecuencia ya sea en nuestra vida laboral o personal. No todas predisponen de la misma manera.

Las que más predisponen a provocar lesiones en la espalda, pueden ser las que cargan peso y realizan esfuerzos importantes pero también aquellas actividades que, aunque no se realicen esfuerzos de consideración, los malos hábitos posturales son la norma habitual. La lumbalgia es el motivo de baja laboral más frecuente en la población laboral mundial. El 80% de la población sufrirá, al menos, un episodio de dolor lumbar durante su vida.

¿Cómo se produce?

La columna lumbar está formada por cinco vértebras. Entre cada vértebra hay un disco que es una especie de almohadilla cuya función es amortiguar las cargas o los impactos, como si fuera un amortiguador.

El envejecimiento del disco intervertebral provoca un descenso en la altura de la columna con una tendencia a la migración hacia atrás de dicho disco debido a que dicha «almohadilla» ha perdido agua y elasticidad, y con ello, su capacidad de amortiguar los pesos y las cargas. Esto supone un estrés en las carillas articulares de la columna y un envejecimiento prematuro de la misma

Si se continúa realizando las mismas actividades incorrectas, los discos lumbares se deterioran de forma crónica y aparecen los cuadros de lumbalgia. Cuando esta situación se alarga, puede aparecer la hernia discal. Más del 90% de los cuadros de hernia tienen lugar en dirección posterolateral a nivel de las vértebras L4-L5 y L5-S1, con la consiguiente compresión de los nervios correspondientes L5 y S1.

Manifestación clínica

El dolor en la parte baja de la espalda (lumbalgia) asociado o no a dolor en la pierna, es muy frecuente, especialmente. Dicho dolor es causado por alteraciones de las estructuras que forman la columna vertebral a ese nivel: los ligamentos, los músculos, los discos intervertebrales y las vértebras.

Este dolor lo llamaremos como agudo si dura poco tiempo, unos días o unas pocas semanas. El dolor se define como crónico si dura más de tres meses. La columna lumbar es el segmento final de la columna vertebral y la zona que soporta más peso. Por ello, las lesiones son más frecuentes.

En la primera fase de la enfermedad, el dolor sólo se localiza en la columna y en la musculatura que la envuelve. No se suele irradiar a las piernas. El paciente se encuentra muy rígido. El dolor le puede alterar el sueño.

El dolor se incrementa con las actividades como levantar el peso, inclinación del peso hacia delante, estornudar o toser o al sentarse

Cuando la lumbalgia es debido a una hernia discal, el paciente nota dolor en la parte baja de la espalda irradiado a ambas nalgas o a una sola, pudiendo llegar por la parte posterior del muslo hasta el pie. Dependiendo del nivel donde se encuentre la hernia, así notará el dolor el paciente.

El dolor se incrementa con las actividades como levantar el peso, inclinación del peso hacia delante, estornudar o toser o al sentarse y disminuye con el reposo y el descanso en la cama siempre y cuando se coloque una almohada debajo de las rodillas para mantener éstas flexionadas.

Cuando la raíz dañada es la L5, el dolor se irradia hacia el lado posterolateral del muslo, la parte posterior de la pantorilla y la parte interna del pie. Cuando se afecta S1, la ciática muestra una distribución similar en el muslo y la pantorilla pero se irradia a la parte lateral del pie.

Son muy característicos los episodios de dolor recurrentes, es decir, que el paciente al que inicialmente se le pauta un tratamiento con corticoides intramusculares, mejora de forma importante. Sin embargo, es muy frecuente que recidive el dolor si el paciente no modifica su actividad laboral o si sigue «maltratando» la espalda.

Métodos de diagnóstico

El paso siguiente es verificar si hay o no hernia discal mediante una Resonancia Magnética Nuclear. Es interesante la realización de una Rxde columna para valorar y descartar la presencia de lesiones asociadas como tumores, fracturas o procesos reumáticos.

Con ambas pruebas podremos valorar el tamaño de la hernia, si la hay, su localización y el daño a las estructuras vecinas. También es importante a la hora de planificar la posible cirugía. Es muy frecuente que en la RMN se aprecie algún disco de color oscuro, cuando lo normal es que sea de color claro. Esto indica la cronicidad de la lesión.

Tratamiento

La mayoría de los pacientes responden al tratamiento analgésico con antiinflamatorios, relajantes musculares y reposo. Para reducir la presión del disco hacia la raíz, los pacientes suelen dormir de lado, evitando permanecer en pie o sentado.

El tratamiento más eficaz consite en inyecciones intramusculares de corticoides, los cuales provocan un efecto antiinflamatorio muy potente. No conviene abusar en cuanto repetir los ciclos de inyecciones, no más de dos o tres ciclos al año. En caso de existir un dolor de mayor intensidad, se pueden asociar otros analgésicos como tramadol.

Cuando el dolor ha cedido de manera importante, se puede complementar el tratamiento con fisioterapia. Su objetivo debe ser reducir la contractura muscular y aliviar la sintomatología.

Cuando han trascurrido al menos dos meses con tratamiento conservador a base de medicación y tratamiento fisioterápico, y el dolor no ha remitido, podemos plantearnos varias opciones:

-El tratamiento quirúrgico se reserva para casos en los que el dolor no se controla con lo expuesto con anterioridad, o si hay una progresión o empeoramiento de la sintomatología como una parálisis de alguna raíz nerviosa, retención de orina o pérdida de control de esfínteres, en resumen, cuando la calidad de vida del paciente se resienta.

El objetivo de la cirugía es aliviar la presión. El procedimiento lleva consigo un pequeño «raspado» de las carillas posteriores de la vértebra llamada laminectomía, con la extirpación del fragmento discal que comprime.

El alivio de los síntomas es espectacular y el resultado es satisfactorio en el 85-90% de los pacientes. Unicamente en el caso de 5% de los pacientes intervenidos se aprecia una recidiva de la hernia.

Caminar ayuda a reducir el dolor de espalda

En un estudio recientemente publicado en la revista The Lancet, se compararon dos grupos de personas que padecen dolor de espalda de forma crónica. Al primer grupo se le recomendó caminar un mínimo de 30 minutos varias veces a la semana, acompañados de unos ejercicios supervisados por fisioterapeutas. Al segundo grupo, nada.

Los primeros redujeron el número de episodios de dolor lumbar, tanto en número de días que duraba cada crisis hasta el tiempo entre ellas que fue de 208 días. En el segundo grupo, la crisis de dolor se presentó cada 112 días y duraba una media de cinco días más. También redujo las bajas laborales a la mitad en el primer grupo.

Al parecer tanto andar como los ejercicios tienen un efecto beneficioso en la musculatura del llamado CORE (los músculos de la zona abdominal, suelo pélvico y cuádriceps) además eliminar estrés y segregar dopamina y oxitocina que son las hormonas del placer y del bienestar. Caminar ayuda a tener menor riesgo de dolor de espalda.