- La pérdida del cabello se da en torno a un 50% de los pacientes que han sufrido el coronavirus. El estrés también influye.
Esa frase la tenemos asociada la gente de mi generación a un castigo después de hacer alguna pirula. Es un símil que viene mucho al caso porque esa de caída del cabello se producirá por el estrés que nos genera el castigo que vamos a recibir o la reacción de la persona (los padres) cuando se enteren de lo que ha sucedido.
Esa expresión viene de antiguo. Al parecer en el siglo XIX, un zapatero llamado Picio fue condenado por un delito que no cometió. Fueron tiempos duros hasta que pudo demostrar su inocencia y librarse del castigo. Sin embargo, esa situación de estrés y ansiedad provocó que perdiera todo el pelo de su cuerpo, de ahí la expresión «se te va a caer el pelo».
Alopecia y coronavirus
No se conoce con exactitud la cifra, pero puede que la caída del pelo se produzca en el 50% de los pacientes que han sufrido la enfermedad, incluso aquellos en los que ha sido completamente asintomática.
Se denomina Efluvio Telógeno a ese fenómeno por el cual se produce una importante caída del cabello a los dos meses más o menos de padecer la enfermedad. El 75% de las personas afectadas son mujeres y el proceso de recuperación puede tardar meses. Hay estudios que también relacionan los casos graves de alopecia con una enfermedad coronavirus grave a su vez. Las causas reales no se conocen.
El virus como tal no tiene relación directa en esa alopecia tan severa. Se han barajado varias hipótesis pero la más aceptada es el cuadro de estrés (mental y físico) e inflamación como consecuencia de sufrir la infección, una intoxicación de cortisol en una palabra
Cortisol
Es una hormona que se dispara en situaciones de estrés, acelerando el ritmo cardíaco y la respiración, sube la presión arterial, dilata las pupilas e incrementa la sudoración. Si vas por una calle de noche y viene alguien con mala pinta que pensamos que nos puede atracar, se dispara el cortisol que pone el zafarrancho a todo el cuerpo, por si hay que huir o pelear.
También actúa sobre los carbohidratos y las grasas del cuerpo. Si el cortisol está elevado, las grasas y los líquidos se retienen, sobre todo en la zona abdominal y de caderas, generando los michelines. Además, es un cebo para consumir azúcares que nos dan placer a nivel cerebral.
Al estar en una situación de estrés continuo, con la tensión alta, el azúcar en sangre elevado y con sobrepeso, el cortisol puede provocar problemas cardiovascularescomo un infarto o a nivel digestivo como una úlcera.
A nivel ginecológico, el exceso de cortisol provoca continuos desarreglos menstruales, incluso la amenorrea (ausencia de la menstruación). En el sexo masculino, la disfunción eréctil.
Además, seguro que hemos conocido a personas que están continuamente estresadas y parecen más estropeadas, más envejecidas. El estrés provoca un aumento en la oxidación celular y contribuye al envejecimiento de nuestro organismo.
Etapas del crecimiento capilar
El pelo tiene tres etapas desde que nace hasta que se cae. La primera fase es la del crecimiento. El cabello puede crecer alrededor de un centímetro por mes. Suele durar años y la mayor parte del cuero cabelludo se encuentra en esta fase.
La segunda es una fase de descanso. El pelo no evoluciona, se mantiene pero no se cae. Sólo un pequeño porcentaje del pelo se encuentra en esta fase.
La tercera y última, se llama fase telógena. Es la etapa en la que el pelo se cae pero los folículos se mantienen intactos por lo que al cabo de meses, el pelo vuelve a crecer.
Al parecer, tras sufrir el coronavirus, el ciclo del pelo se afecta sobremanera y un porcentaje importante del cabello pasa a fase telógena, es decir, a fase de caída, en lugar de estar en la fase de crecimiento. Es cuando las personas se asustan de manera importante y acuden al médico pensando en la gravedad del problema.
¿Cuándo debemos acudir al médico?
Es importante evitar que el problema se cronifique, por lo que hay que acudir al médico en los primeros días de caída. Hay varias formas de detener esa caída de cabello.
La más usada y con mejores resultados consiste en inyectar plasma rico en factores de crecimiento en el pelo. Es una técnica que ya usamos desde hace años para tratar multitud de problemas articulares y musculares, pero también es usado en Medicina Estética. El proceso es sencillo. Consiste en separar las distintas células de la sangre mediante una centrifugación. Obtenemos las plaquetas que son las células encargadas de comenzar las etapas de reparación.
Se inyecta de forma meticulosa en las zonas más castigadas por la alopecia. Entre otros efectos, se incrementa la vascularización de la zona en cuestión, acortando las fases de reparación. Es como si la tierra sobre la que descansa el césped de un jardín la regamos y la abonamos. La hierba que crece sobre esa tierra se hace más resistente y nace con más fuerza, gracias a ese incremento en la vascularización.
Se deben realizar varias sesiones y los efectos se visualizan a las semanas del inicio del tratamiento. Esto se puede acompañar de una medicación que se usa para la alopecia androgénica, como es el minoxidil.
Además, una dieta sana y equilibrada para que nuestras células sean fuertes y nuestro cuerpo elimine todo el estrés oxidativo que ha generado.
Ejercicio físico y medicación relajante para reducir los niveles de cortisol también es importante. En resumen, se trata de volver al estado previo a la infección por el maldito coronavirus.