Los hombres nos estresamos hasta ocho veces más que las mujeres y perdemos la paciencia más pronto
Atasco en plena hora punta
Hasta hace nada, Almería era una provincia en la que la palabra atasco provocaba la misma reacción que la palabra neutrón; te dicen que existen pero nadie ha visto ninguno. Sin embargo, de unos meses aquí, llegar a Almería ciudad a través de la A7, se ha convertido en una ruleta rusa, sabes cuando te subes al coche, pero no cuando te vas a bajar de él. Lo que lo ha precipitado ha sido el derrumbe en la carretera del Cañarete, vía antigua pero muy socorrida para descongestionar a la saturada autovía. Desde el momento en que todos los coches que antes se repartían entre las dos carreteras, deben circular sólo por una, caos. Caos en la misma carretera debido al incremento en la densidad del tráfico, caos en las rotondas de acceso a dicha autovía al acumularse los vehículos que quedan atrapados, caos en general. Pero el colmo de los colmos es cuando hay un percance. Los accidentes son los mayores generadores de caos, aún cuando no provoquen el bloqueo de un carril. Es ver luces de colores en el arcén, bien de la Guardia Civil, o bien de la grúa, o la propia curiosidad de los conductores que miramos el accidente de manera morbosa, que se provoca un efecto ralentizador entre los conductores y el tráfico casi se detiene, agravando mucho más la situación ya de por sí caótica.
No todas las personas afrontan un atasco de la misma manera. Los hombres nos estresamos hasta ocho veces más que las mujeres y además, perdemos la paciencia más pronto. Sentado sin hacer nada, tardaremos unos veinte minutos en comenzar a estar irritables, a que todo nos moleste, a no tener paciencia al volante con pensamientos negativos como acordarnos del ministro de turno que no se preocupa por hacer bien su trabajo sino todo lo contrario.
Todo tiene una explicación y a nivel fisiológico la hay. El culpable de todo se llama cortisol. Es la hormona del estrés, la que ayuda a levantarnos por la mañana, la que nos activa y pone en marcha, pero también la que nos enciende como una antorcha en los atascos y situaciones de estrés. El cortisol acelera la respiración y la frecuencia cardíaca, sube la tensión arterial y aumenta la sudoración y la temperatura corporal. A mayor secreción de cortisol, mayor agresividad.
Es por lo que vamos a desvelar una serie de trucos o comportamientos que pueden hacer esa situación tan desagradable, algo más llevadera.
Escuche la música adecuada
Es uno de los más importantes. Ya se sabe que la música amansa a las fieras, pues bien, recuerdo cuando vivía en Madrid durante el tiempo que realizaba mi periplo como MIR, que muchos amigos tenían un CD especial que se llamaba “música para atascos”, en el que escuchaban melodías relajantes, sobre todo música clásica o bandas sonoras de sus películas favoritas. El efecto producido era automático a la hora de atenuar la ansiedad y la desesperación. También podemos seleccionar nuestra emisora favorita para escuchar las canciones que hagan que la mente vuele, lejos de esa trampa de asfalto. Todo ello es mejor que escuchar noticias sobre el dichoso coronavirus, la enésima falsedad que sale de la boca del político de turno o si Guti ha ido o no a una discoteca en sus ratos libres. Ello agravará la ansiedad ya existente, sin duda.
Hable de su situación
Es importante compartir el enfado con alguien, desahogarse. Es fácil cuando hay compañía dentro del coche, soportando la misma situación que uno. Cuando vamos solos en el coche, es buen momento para hacer una llamada a nuestra pareja, padres, hermanos o amigos. Retomar esa conversación perdida días o semanas atrás; ponerse al día de las novedades y rumores laborales, familiares o deportivos. La carga se lleva mejor cuando es compartida. Se puede aprovechar para comentar el último clásico donde el Barcelona rozó el ridículo, la película de moda que ha ganado el Oscar o algo más cercano, el comentario en Facebook que ha subido el idiota del vecino fardando de donde está pasando el fin de semana. Cotillear relaja y despeja la mente.
Manifestación por El Cañarete.
Lista de cosas pendientes
Un repaso mental de lo que tenemos que hacer durante ese día, de lo que hemos conseguido o realizado en las semanas previas o lo que nos viene en un futuro a corto plazo es útil para ayudarnos a visualizar esos proyectos y poder afrontarlos con mayores garantías. Esa frase tan típica de “Lo veo”, es una gran verdad. Personalmente a mi me ocurre. Cuando tengo cirugías pendientes, repaso mentalmente en mi cabeza cada paso de la operación; cuando tengo una maratón, me veo a mi mismo durante el recorrido y llegando a la meta con el objetivo conseguido.
Meditación
Ante el aluvión de ideas negativas que pululan por nuestro cerebro como por ejemplo “voy a llegar tardísimo”, “el carnet lo regalan en las tómbolas”, “cualquier inepto puede llegar a ser ministro”…Deberemos poner orden en nuestra mente y ello comienza con el control de la respiración. Respiramos lentamente, contando el número de veces que inspiramos. Ello ayudará a contrarrestar el acelerón debido a la situación y al cortisol.
Cuando el atasco se haya resuelto y hayamos llegado a nuestro destino, es importante tomarse unos segundos para no entrar a grito pelado en la oficina o en casa. Al bajar del vehículo, realizamos algún pequeño estiramiento de brazos, piernas y tronco y completamos unos segundos de respiración lenta y pausada.
Los atascos forman parte del día a día de una gran ciudad. Aprender a convivir con ellos, a interiorizarlos y a gestionarlos de la mejor manera posible, nos alargarán la vida de nuestras coronarias y evitarán sustos en forma de infartos o accidentes cerebrovasculares.
Ya que los conductores pondremos nuestro grano de arena en forma de paciencia, que los políticos pongan el suyo mejorando la vida de los sufridores trabajadores que pagan sus impuestos.