Es fundamental tener una musculatura glútea bien tonificada, no solo por estética, sino por su trabajo anatómico

Si cualquiera de nuestros lectores antes de leer el artículo, únicamente se fija en el texto, le puede parecer hasta de mal gusto. Al referirme al trasero como tal, no lo hago con connotaciones sexuales sino a lo importante que supone tener una musculatura glútea bien tonificada, no solo por estética, sino realmente por su importancia.

El volumen propiamente dicho del trasero se debe a tres músculos: los glúteos. El que realmente da la forma a los “cachetes” es el más grande y potente de los tres, el glúteo mayor. Es un músculo muy fuerte que nace en la parte posterior de la pelvis y se inserta en la parte posterior del fémur. Su función es fundamental: es el encargado de extender la cadera cuando la rodilla se encuentra flexionada, es decir, es el que nos levanta de una silla, o ayuda a subir las escaleras, gestos que hacemos todos los días.

El segundo de los glúteos es el glúteo medio. Es más pequeño que el anterior pero no menos importante. Se origina en el hueso ilíaco que pertenece a la pelvis y se inserta en la parte lateral del fémur, lo que se llama trocánter mayor. Podemos tocar dicho trocánter mayor si cruzamos las piernas, y palpamos un relieve óseo que hay en la parte alta y lateral del muslo. Su función es clave para caminar gracias a que es capaz de estabilizar la pelvis cuando caminamos. Además es el más potente separador de la pierna haciendo la función antagónica a los aductores, estos juntan las piernas y el glúteo medio las separa. Una mala función del glúteo medio asocia cojera, además una cojera aparatosa y muy limitante que además provocará de forma secundaria, dolor en la columna lumbar y en la rodilla.

HAY MUCHOS EJERCICIOS PARA FORTALECER: SENTADILLAS, PLANCHAS, SUBIR ESCALERAS…

El tercero en discordia es el glúteo mínimo que como su nombre indica es el más pequeño de los tres. Es el más profundo y se origina e inserta en zonas muy similares al glúteo medio y también realiza una función parecida. Ayuda a estabilizar la pelvis al caminar. Cuando andamos, una pierna permanece en el suelo soportando ella sola todo el peso del cuerpo, mientras la otra se encuentra en el aire. Son los dos glúteos, el medio y el mínimo de la pierna que está apoyada en el suelo, los encargados de evitar que el peso de la pierna que se encuentra en el aire no afecte a la marcha, es decir, que podamos permanecer de pie sobre una sola pierna. Ese movimiento dura muy poco pero es realmente clave ya que si esos dos músculos no tuvieran la fuerza suficiente para sujetar la pelvis, la pierna que se encuentra en el aire no podría dar la zancada, o daría un paso muy pequeño buscando rápidamente el suelo o la persona se caería.

¿Cómo se lesiona el glúteo?

La mayor parte de las personas sedentarias que apenas hacen ejercicio, tienen una inhibición en estos tres músculos, es decir, lo que no se usa se atrofia. Eso se traduce en algo visible y es que el volumen de ambos “cachetes” así como su tono, se reducen y aparece la cojera. La musculatura se vuelve blanda y la redondez que da forma a esa región también. Otra causa de atrofia de la musculatura es la artrosis de cadera. Cuando la cabeza femoral se desgasta, la articulación pierde movilidad lo que limita la función de los músculos volviendo al concepto que antes se ha comentado: la inhibición.

Es frecuente en pacientes con artrosis de cadera que encontremos un glúteo con su forma redonda y bien tonificado y sin embargo, el otro aplanado y blando. Deberemos buscar una lesión de cadera como posible causa. Otra posible etiología de atrofia de la musculatura glútea es una lesión nerviosa en la zona baja de la columna lumbar. Si hay alguna hernia lumbar que comprima la raíz nerviosa que es la encargada de llevar la inervación a estos músculos glúteos, se produce una atrofia con la correspondiente cojera. Una lesión accidental de alguno de estos glúteos durante una operación de prótesis de cadera será una catástrofe. El paciente será incapaz de caminar con normalidad. La cojera será demasiado importante y ensombrecerá el resultado final. Cuando esto ocurre se deberá reintervenir e intentar reparar la lesión. Si esto no se puede llevar a cabo, entonces podremos usar una parte del glúteo mayor e insertarla en la zona donde debería estar el glúteo medio y mínimo. De esta manera, la función de estabilizar la pelvis se habrá conseguido.

Sentadilla y zancada.

Si se atrofia el glúteo mayor, el hecho de levantarnos de una silla sin apoyarnos en una mesa o en los brazos de una silla, será realmente difícil, incluso es fácil que nos cueste un par o tres de intentos el hecho de ponernos de pie. Lo mismo con las escaleras, no podremos subir escaleras con normalidad; deberemos posar los dos pies en cada escalón cada vez. En el caso del glúteo medio o mínimo, la cojera será el signo más importante. Es fácil de reconocer si estos músculos funcionan con normalidad. Nos colocamos de pie sobre una sola pierna y la otra en el aire. Deberemos poder mantener la posición unos segundos; si los músculos no funcionan, la persona será incapaz de sostener la pierna en el aire y rápidamente golpeará el suelo con la pierna que permanecía en el aire.

¿Cómo tener un buen trasero?

La respuesta es fácil: usándolo y huyendo del sedentarismo. Hay decenas de ejercicios que ayudan a fortalecer la zona: sentadillas, planchas laterales, zancada lateral, uso de goma elásticas y realizar ejercicios contra ellas, subir escaleras o cuestas, bailar, caminar. En definitiva, lo opuesto a la atrofia es el movimiento.

Si nos movemos tendremos un buen glúteo tanto en volumen como en fuerza, seremos capaces de anular el efecto que la gravedad y la edad provoca en nuestros tejidos que es la flaccidez. Es importante tener un buen trasero.