Umbrales

 

Las rutas de obtención de energía en el organismo, se basan en la obtención de ATP (adenosin trifosfato) que se comporta como una bateria que es capaz de almacenar energía para iniciar cualquier proceso metabólico energético. Sin embargo, la reserva de ATP celular es muy escasa, pudiendo aportar energía para contracciones musculares que duran 24 segundos, por lo que el organismo debe resintetizar ATP continuamente si se quiere proseguir con la actividad física. Cuando la necesidad energía es superior a las reservas de ATP, el organismo comienza a fabricar ATP a partir de reservas de carbohidratos, grasa y proteínas. Esto se hace a partir de 3 vías:

-Fosfocreatina: se almacena en el músculo y constituye una vía directa de producción de energía. Se utiliza en actividades muy intensas y de pequeña duración. Si el esfuerzo e mantiene, se deben usar otras vías metabólicas. La fosfocreatina se almacena en el músculo y es una vía de creación de energía

-Metabolismo aeróbico: se basa en la presencia de oxígeno para poder usar los carbohidratos a través de las reservas de glucógeno muscular y la glucosa de la sangre, las grasas y las proteínas. El aporte de oxígeno cubre las necesidades energéticas a través de este sistema aeróbico mediante la oxidación de la glucosa y del glucógeno en aquellos deportes o actividades que duran menos de 30 minutos; mediante la oxidación de los ácidos grasos, obtenemos energía a partir de los 40 minutos de ejercicio, y mediante la oxidación de las proteínas después de varias horas a través de un trabajo de resistencia aeróbica. Es decir, la obtención de energía por vía aeróbica tiene la particularidad de que necesita de oxígeno para poder funcionar y se puede mantener durante un tiempo prolongado.

-Metabolismo anaeróbico: es la obtención de energía sin la presencia de oxígeno.

Nos vamos a centrar en este último para explicar el papel del ácido láctico. Partiendo de la glucosa se llega a formar 2 moléculas de ácido pirúvico y energía (ATP). El ácido pirúvico gracias a la actividad enzimática de la Piruvato Deshidrogenasa, en lugar de convertirse en ácido láctico, entra en un proceso, que tras varios pasos, se va generando mucha más energía (ATP), terminando este proceso metabólico produciéndose CO2 y H2O. En situación de reposo o de actividad escasa, el ácido pirúvico es metabolizado sin problemas y se produce energía.

Cuestión de umbrales cicio, la concentración del lactato se mantendrá constante y se puede mantener el esfuerzo durante mucho tiempo. Estar por debajo del umbral aeróbico significa estar en un momento en el cual puedas mantener una conversación igual de fluida como cuando no estás haciendo actividad física. Cuando se note que falta el aliento para poder mantener la charla (frases entrecortadas y poco fluidas, cogiendo aire de forma profunda para poder hablar), habremos encontrado el límite aeróbico.

El umbral anaeróbico es la capacidad que tiene el deportista de aguantar un esfuerzo durante un largo periodo de tiempo y a elevada intensidad. Este umbral mide el nivel del ejercicio por encima del cual el lactato empieza a acumularse en sangre, pudiendo llegar hasta 12 mmol/l.

El umbral anaeróbico es muy mejorable con el entrenamiento. Al inicio de temporada podemos encontrarlo entre el 80% de nuestra frecuencia cardiaca máxima e inclusive por debajo si nos hemos abandonado mucho. Con un buen entrenamiento, podemos elevarlo hasta un 90% o un poco más.

De lo que se trata es que lo acerquemos lo máximo posible hasta nuestro máximo consumo de oxígeno. Con el umbral anaeróbico cercano a su consumo máximo de oxígeno, tienen muchas más posibilidades de hacer buenas marcas que otro con un consumo de oxígeno mucho más elevado, pero con un umbral pobre en relación a su consumo de oxígeno, se fatigará mucho antes. Podemos mejorar dicho umbral anaeróbico mediante el llamado entrenamiento de calidad, las temidas series.

En función de la competición que vayamos a disputar, así haremos series más cortas o largas. Si la carrera es de 10 km, somos capaces de correrla prácticamente entera dentro del umbral anaeróbico, incluso diría que hasta una media. Sin embargo, si el objetivo es la maratón, es fundamental correr por debajo del umbral anaeróbico, que podamos hablar; de otra manera, iremos colocando ladrillos de forma inexorable en el muro a partir del kilómetro 30 y el resultado será el abandono o la agonía.

Es fundamental conocer nuestros límites fisiológicos de cara a poder mantener los ritmos que nos llevarán a conseguir objetivos minimizando el riesgo de poner nuestro organismo a situaciones extremas. Un pulsómetro para medir la frecuencia cardíaca asociada al ritmo de carrera es fundamental para completar el entrenamiento.

Sin embargo, si la actividad es muy intensa y como además se acompaña de una secreción de adrenalina, se produce un exceso de producción de dicho ácido pirúvico que el cuerpo es incapaz de procesar, produciéndose un acúmulo del mismo que se transforma en ácido láctico.

El ácido láctico está presente en nuestro organismo tanto en reposo como en nuestras actividades cotidianas, aunque a niveles bajos. Sin embargo, cuando el ejercicio o la actividad aumenta en intensidad, se produce rápidamente grandes cantidades de ácido pirúvico, de tal manera que no todo puede usarse de forma aeróbica. El exceso se convertirá en ácido láctico.

Dado que las variaciones del ácido láctico dan lugar también a modificaciones en el pH celular y general, provocando una acidosis metabólica, el organismo pone en marcha una serie de sistemas y medidas con el fin de neutralizar el propio ácido láctico y sus consecuencias. Estos metabolismos tienen relación a la hora de definir los límites en el ejercicio. El umbral o límite aeróbico es el ritmo por debajo del cual, si haces cualquier tipo de actividad física, no te proporcionará mejoras.